Conéctate con nosotros

Cine Europeo

Cuerpo de élite: Érase un chiste mil veces contado

¡Qué daño ha hecho Ocho apellidos vascos (2014) al cine español! No, esta aseveración dista mucho de ser un ataque a la película más taquillera de la historia de nuestro cine; de hecho es una alabanza a una destacable inteligencia argumental que, eso sí, ha traído consigo toda una oleada de despropósitos audiovisuales de diferente índole que buscan (sobre)explotar la propuesta argumental de la cinta de Emilio Martínez-Lázaro (la cual tuvo, a su vez, su pequeño germen en el original programa Vaya semanita (2003)): la imagen de una España que se diluye entre nacionalismos, tradiciones, lenguas, prejuicios y clichés. Cuerpo de élite, el primer largometraje del realizador televisivo Joaquín Mazón (uno de los artífices de la serie Allí abajo (2015)), es el último de dichos esperpentos. Cierto es que el conflicto de identidades en nuestro país es un tema de actualidad, y también que si de algo podemos sentirnos orgullosos los españoles es de nuestra capacidad para reírnos de nosotros mismos, pero, si muchos ya sentimos que sobraba Ocho apellidos catalanes (2015), ¿qué decir de este último estreno?

En Cuerpo de élite se tratan todos los temas que supuestamente deberían interesar a un español concienciado con el presente de su país: la corrupción política, la palabrería electoral, la inmigración, los deseos independentistas, los unionistas… y es que no es en el contenido, sino en las formas, donde falla una película de pretensiones tan claras, crítica tan obvia y personajes tan típicos que resulta arduo disfrutar de ella sin sentirse ante la narración de un chiste más que trillado: “esto son un madrileño, un catalán, un vasco, una andaluza y un ecuatoriano que se siente muy español…”. Es esta búsqueda de diversidad autonómica lo que lleva a los guionistas a querer desmarcarse de otros productos similares introduciendo personajes procedentes de partes de España que no suelen ser tan representadas, con el peligro que conlleva el incorporar estereotipos menos extendidos o el exagerarlos excesivamente (¿desde cuándo los murcianos son gangosos?).

Podría pensarse que esta amplitud de miras tiene que ver con una búsqueda de lo políticamente correcto para con esos pueblos españoles que no suelen verse retratados en estas películas tan “nuestras”, pero esa idea se diluye a medida que los minutos de la cinta avanzan y nos demuestran que el término “políticamente correcto” es algo que no roba ni un minuto de sueño a los creadores de un film dominado por humor negro y potencialmente hiriente, bromas machistas, homófobas y racistas, y todo esto envuelto en un permanente halo de vulgaridad. Se busca la risa tocando temas muy delicados, hecho que, por otro lado, requiere de una gran valentía para ser llevado a cabo en los tiempos que corren, pero que tal vez exige del público un sentido del humor muy específico y restringido que no tiene por qué tener. Además, el espectador se ve obligado a aguantar un bombardeo constante e indiscriminado de gags que, precisamente por su alta frecuencia, en muchas ocasiones parecen estar metidos con calzador. De todos modos, pese a la cantidad de tópicos y bromas manidas que plagan la cinta (y, en parte, gracias a ellos), esta no termina de ser especialmente previsible al conseguir que el espectador crea saber lo que pasará a continuación por ser “lo típico”, regalándole así alguna que otra sorpresa que, eso sí, lo tiene complicado para salvar a tan prescindible película del pozo al que parecía destinada desde su concepción.

Lo mejor: la canción de Mecano que suena en un momento.

Lo peor: la ausencia de comicidad a pesar de tratarse de un film cómico.

Por Martín Escolar-Sanz
Hazte con todas las Novedades --->

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Anuncio

Lo mas vistos

10 cosas sobre Voldemort que quizá no sabías

Reportajes

Hazte con todas las Novedades --->