No crezcas o morirás es el primer largometraje en solitario del director francés Thierry Poiraud, que anteriormente codirigió Atomik Circus: El regreso de James Bataille (2004) y Goal of the Dead (2014). Se trata de una coproducción entre Francia y España, rodada íntegramente en inglés y guionizada por Marie Garel Weiss, con quien ya había trabajado en la zombimedia Goal of the dead.
La historia se centra en seis adolescente internados en un centro de menores situado en una remota isla escocesa y alejado del resto de la aglomeración. Se despiertan una mañana y se dan cuenta de que su vigilante así como todo el personal del centro ha desaparecido. Liam, Pearl, May, Bastian, Shawn y Thomas deciden aprovechar esta oportunidad para salir a la ciudad. Al llegar allí descubren que está desierta. En realidad, un extraño virus que ha afectado a los adultos que viven en la isla convirtiéndolos en zombies asesinos que acaban con todo a su alrededor, incluso con sus propios hijos.
El grupo de protagonistas está compuesto por actores desconocidos por el gran público (aparte de Fergus Riordan, conocido por Ghost Rider, espíritu de venganza, y De mayor quiero ser soldado): Madeleine Kelly, McKell David, Darren Evans, Natifa Mai y el español Diego Méndez. Para alguno de ellos esta es su primera incursión en el cine y prácticamente su primer trabajo tras las cámaras.
El director consigue instaurar un clima inquietante y una especie de psicodélica atmósfera (la vista apocalíptica de la ciudad desde arriba es impactante), la fotografía es impecable y la tensión es palpable pero no llega mucho más lejos. Eso es tanto como decir que no esperéis de esta película muchos sobresaltos, no experimentaréis todos los que querríais. La película arranca bien y parece prometer grandes escalofríos pero llegado un momento la máquina de terror deja de carburar y levanta el pie del gas demasiado pronto dejándonos a las puertas de algo que podría haber sido más «grande».
Se puede decir que se trata del mayor fallo de la película; a pesar de la angustia, no nos sentimos especialmente asustados, sin embargo, con una premisa tan espeluznante, la película hubiera podido ofrecer muchas otras posibilidades. Parece obvio que la falta de medios echa por tierra el terror esperado. No es un mal trabajo, pero dejará algo insatisfechos a los amantes del cine de zombies.
La película nos recuerda más el trabajo de Larry Clark que el de Rob Zombie. Aquí el verdadero terror se encuentra en el paso a la edad adulta, además, el nombre de ficción de la isla donde se encuentran nuestros personajes es Northlands (que recuerda curiosamente el de Neverland, el país de Peter Pan). De allí también surge la cuestión de saber a partir de qué momento nos hacemos realmente adultos, ya que el virus parece afectar únicamente a los mayores. No obstante, entre el grupo de protagonistas está May, que acaba de cumplir 18 años pero no parece afectada. No llega a quedar claro si los verdaderos mayores son los que tienen 18 o los que han alcanzado la madurez, pero a medida que avanza la trama la respuesta se hace cada vez más evidente.
Lo mejor: la metáfora que propone el director al abordar el difícil paso a la edad adulta.
Lo Peor: la escasez de golpes de efecto.