El director David Mackenzie, que ya nos sedujera con aquella fábula sobre los sentidos llamada Perfect Sense, olvida las sutilezas y estrena en nuestra cartelera un relato implacable que se rebela entre las medianías que inundan las salas a base de una violenta, poderosa y muy emocional propuesta: Convicto (Starred Up).
Eric Love es un joven de 19 años que es trasladado del reformatorio a una cárcel para adultos. Allí se dará de bruces contra la dura realidad que le espera en un penal donde hay gente por encima de él. Acostumbrado a usar la violencia extrema como arma para ganarse el respeto verá como su actitud no hace más que complicar su existencia en ese entorno tremendamente hostil.
El género carcelario está de enhorabuena. El filme de Mackenzie se gana, a base de una temperamental puesta en escena, el respeto del resto de la cartelera a pesar de que, seguramente, su distribución en las salas de nuestro país no haga justicia una de las mejores películas de lo que va de temporada cinematográfica. Convicto es un relato que utiliza la violencia, en ocasiones explícita, para hablar de humanidad en un entorno que carece de ella. Por eso, y a pesar de su áspera y descriptiva introducción, la película es un derroche de adrenalina y emocionalidad cuyos cimientos están compuestos por un sólido y potente guión y a un gran reparto.
Rodada con tintes hiperrealistas que recuerdan al método de Jaques Audiard en Un Profeta o Steve McQueen en Hunger, Convicto logra ser una película que impacta en el espectador apoyada en la enorme expresividad de dos actores muy diferentes pero cuyas carreras crecen paralelamente y con fuerza similar. Por un lado, tenemos a Jack O`Connell, el joven que Angelina Jolie eligió para protagonizar su épica bélica en Invencible, y que completa aquí una de sus mejores y más intensas interpretaciones. Un personaje complejo y lleno de rabia que exigía un esfuerzo tanto físico como actoral y que el actor inglés borda con un trabajo verdaderamente loable. Por el otro, Ben Mendelsohn, ese extraño intérprete que nos fascinó en la australiana Animal Kingdom y que cuenta por aciertos (casi) todas sus apariciones en filmes como Mátalos suavemente, o Cruce de caminos. El actor de Melbourne realiza un representación realmente enérgica a la altura de un personaje necesitado de esos rasgos físicos y psicológicos tan perturbadores e inquietantes.
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Sin embargo, simultáneamente a tanta violencia y rebeldía incontrolada, Convicto aprovecha algunas pausas necesarias para mostrar su lado más emocional y humano. Grandes momentos de la película que se empeñan en hacernos recordar que ante todo este exceso de ira reprimida, existe un lugar para la esperanza y para la redención. Para comprobar si esto es así, no os quedará otro remedio que hacerle un huequecito a la película que David Mackenzie quiere hacer brillar entre tanto y tan trivial producto hollywoodiense. Creedme, buscadla, merece la pena.
Lo mejor: su mezcla de crudo realismo y esperanzadora humanidad.
Lo peor: un par de escenas ligeramente excesivas.
Por Javier Gómez.
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