Que al conjuro del universo Warren se le estaba acabando la magia estaba claro. Nada tenían que ver con las aterradoras desventuras de los Perron en Expediente Warren (The Conjuring, 2013) unos spin-off con más ruido que momentos lúcidos pero que, eso sí, mantenían despierto el interés porque James Wan completase una trilogía que parecía mucho más afortunada que sus ramificaciones (Annabelle, La monja…). Sin embargo, enterarse de que la tercera película no iba a tener sentado en la silla de realizador al director malayo, hacía presagiar que, posiblemente, Expediente Warren: Obligado por el demonio (The Conjuring: The Devil Made Me Do It, 2021) iba a tener más cosas en común con sus hermanas bastardas que con las películas iniciáticas.
Poco más de media hora sirve para confirmar los malos augurios. La tercera parte de las experiencias de la ya querida pareja Ed y Lorraine Warren tiene poco que ver con las dos entregas de James Wan que, a pesar de la falta de sutileza y los excesos, supo acongojar a medio mundo gracias a un habilidoso uso del sonido, la cámara y a un reciclaje inteligente de los gestos del terror clásico. En esta ocasión, el director Michael Chaves no aprovecha la oportunidad y da a luz un film perezoso y nada aterrador, deudor en exceso de la primera película pero lejísimos de mostrar algo de personalidad propia.
Esquemática, repetitiva y rutinaria, pocos momentos salvan un desaguisado argumental que se deja casi todo el ADN Warren por el camino para recurrir a un tema tan trillado como el satanismo, más carne de miniserie documental de Netflix que de una película de terror digna. El resultado es precisamente lo contrario, un desalentador trabajo incapaz de generar algo de interés y que no consiguen rescatar del desastre ni las esforzadas interpretaciones de dos personajes que, a pesar de todo, ya llevamos en nuestro corazoncito. Parece que, al fin y al cabo, ese carisma es lo mejor de un universo que agoniza y que se precipita hacia el peor de los finales.
Lo mejor: Que Vera Farmiga y Patrick Wilson hayan querido volver a interpretar a Lorraine y Ed Warren.
Lo peor: Su negligencia argumental, consecuencia de la deriva a la que ha llegado este universo.
