No es de extrañar que la predisposición ante el visionado de la enésima adaptación de un videojuego al cine no sea todo lo buena que debiese. Los antecendentes del subgénero y algunas de las primeras opiniones llegadas desde Estados Unidos, hacían presagiar lo peor. Efectivamente, los malos augurios se hicieron realidad tras dos horas de intentar buscar infructuosamente algún matiz positivo a la propuesta de Justin Kurzel, dotado realizador que, sin embargo y a pesar de que en su filmografía exista una descarada búsqueda del impacto, no está sabiendo enfocar sus aptitudes hacia un pretendido cine transgresor y sustancial. Tan solo su mejor trabajo hasta la fecha, Snowtown, poseía fuerza real y sello autoral, virtudes que, a día de hoy, se han visto diluidas en la obsesión por la vertiente visual de sus últimas realizaciones.
Assassin´s Creed, que narra las peripecias de una estirpe de asesinos enfrentados a los templarios en una guerra interminable y que luchan por proteger las claves del libre albedrío, tiene un comienzo que marcará la dinámica del resto del film. Existe un tufillo a caos argumental y a problemas de planificación narrativa que descoloca desde sus primeros minutos, hecho que se constata con una introducción que no transmite grandes sensaciones y que, paradójicamente, ya flojea en la exposición de los detalles básicos para una contextualización efectiva. Dado este encontronazo prematuro, se pueden producir en el espectador las primeras muecas de descontento, pues el prólogo, en el que se intenta describir el porqué del futuro carácter violento de Callum Lynch (Michael Fassbender) no resulta, ni de lejos, tan magnético como seguramente hubiese concebido el realizador.
A pesar de los esfuerzos del departamento técnico en reproducir los escenarios de las dos épocas en las que se desarrolla la película, hay pocos momentos en los que exista una verdadera sensación de verosimilitud, detalle que tampoco ayuda a conservar el valor de un trabajo con ínfulas pero con un importante déficit de esquematización. Tan solo momentos puntuales de la acción que se desarrolla en la España del siglo XV mantienen la poca atención que Kurzel ha logrado atraer, por lo que puede suceder que, en algún instante concreto, parezca que la película va a arrancar definitivamente. Pues bien, no sólo no ocurre tal cosa, sino que los diferentes cambios de era se tornan en uno de los lastres más importantes de un guión inconexo y sin ningún sentido del ritmo.
Ni dos de los mejores actores del panorama actual, Fassbender y Cotillard, pueden levantar una cinta que vuelve a demostrar la importancia del guion como la base de todo producto válido. En el caso de las adaptaciones de videojuegos al celuloide, donde no existe un texto dramático estructurado de manera similar al literario o cinematográfico, cobra aún mayor significación la solidez del libreto, que tendrá en su valía todas las opciones de éxito de este tipo de películas. Y esto es así, una realidad que, ocasión tras ocasión, ha condenado al ostracismo la mayoría de films inspirados por esos fenómenos mediáticos que son algunos juegos para consolas. Con respecto a Assassin´s Creed, todopoderoso producto de la compañía Ubisoft, su paso a la gran pantalla habla de una realidad sospechosa y cruel para los que se embarcan en semejantes proyectos. Por otra parte y para mayor desgracia de la cinta dirigida por Justin Kurzel, es altamente probable que su aparición en medio de una oleada de brillantes y esperados estrenos acabe por convertirla, por méritos propios y con permiso de Escuadrón Suicida, en el blockbuster más vapuleado del año.
Lo mejor: la banda sonora de Jed Kurzel.
Lo peor: su pésima estructura narrativa.
Por Javier G. Godoy
@blogredrum
