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J.M.C.

ARGO-DERSE

Desmitifiquemos ya aquello de que Ben Affleck es malo per se. Estoy harto. Resulta que llevo toda la semana alardeando de que voy a ir a ver «Argo«, que la han puesto de puta madre en todas partes, que es cine político y de acción, con tintes de humor, de altura. (¡Qué casualidad! El mismo género que cultivaba el semi-dios Hitchcock, ese del que tanto alardean los que van a la Filmoteca y los contertulios de Garci)

Pues no señoliiiita. Ben Affleck no es tan malo. Vale que hizo «Una relación peligrosa» con la lúbrica y gluteal J-Lo. Vale que haya sido el prota de bodrios como «Daredevil«, «Operación Reno» ó «Jersey Girl«. Pero De Niro también ha protagonizado películas más innecesarias que un culo en el codo y nadie le pone a parir. Además Ben (uña y carne somos) también ha participado en productos de una  calidad como su secundario en «El indomable Will Hunting» (recogió el Oscar al Mejor Guión Original, cuidadin), Hollywoodland o la infravalorada «Persiguiendo a Amy«.
Bueno, vale, como actor es una estaca. Pero ha encontrado su lugar. Y este se encuentra detrás de las cámaras. Debutó con la excelente «Adiós pequeña adiós«, basada en la novela de Dennis Lehane, y mantuvo el tipo con «The Town«. 
ARGO le devuelve a su lugar.
Iran, 1980. El ayatola (no me toques la pirola) Jomeini ha vuelto a Teherán, y todo lo que tufe a yanqui debe de ser exterminado hasta que el demonio americano les devuelva al Sha Palevi para juzgarlo y ahorcarlo. Affleck consigue contextualizar su historia de forma brillante en apenas 2 minutos, con unos créditos iniciales a medio camino entre el comic y la imagen real. Y a partir de ahí. . .a contener la respiración. Porque la CIA solo tendrá un par de semanas para preparar un plan de evacuación de 6 diplomáticos que esperan, escondidos, ser rescatados. Y hasta aquí puedo leer. Cuanto menos se profundice en el guión más atractiva será la película.
Excelentes Alan Arkin y John Goodman en el contrapunto cómico, ejerciendo de resabidos trabajadores de la industria. Y es que esa es otra faceta del filme. El cine dentro del cine. Y aquí Affleck aprovecha para colar los manidos chistes de los productores peseteros y de los directores sin talento. El televisivo Bryan Cranston borda su papel de burócrata de la CIA, y los 6 rehenes los interpretan caras conocidas de nombres desconocidos.
El rodaje de este filme muestra lo concienzudo que puede llegar a ser el amigo Affleck. Ben obligó a sus protagonistas a vivir una semana en el set de rodaje, como si hubieran vuelto en el coche de Austin Powers a los años 70. No les permitió tener teléfonos móviles, ni IPod, ni siquiera esterillas para practicar Yoga. Nada que no existiese en la década del punk,  o que no tuviese relación con sus personajes.
Una película redonda, con un final que corta la respiración, y unos créditos de los que los directores ponen a mala idea para que no te vayas hasta que acabe la película. 
¡Ah! Y, claro, absolutamente todo está basado en hechos reales.

Por J.M.C.

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