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Cine norteamericano

Anomalisa: Verdad frame a frame

El crowdfunding es una estupenda vía de financiación con sus inevitables imperfecciones. Una de las más evidentes, es que este método suele servir para sacar a flote llamativos proyectos sensacionalistas protagonizados por nazis karatecas y zombies rocieros. En ese tipo de películas suelen ser más interesantes sus tráilers que su montaje final. Pero también existen pequeños milagros que nacen de la financiación colectiva como es el caso de Anomalisa. Supongo que el hecho de que el guión esté firmado por Charlie Kaufman ayudó al éxito de la campaña.

En Cómo ser John Malkovich (Spike Jonze, 1999), su guionista ya mostró un gran interés por las marionetas y por los universos metanarrativos. En cualquier película escrita por Kaufman sus personajes parecen títeres; autómatas gobernados por su destino y por sus imperfecciones humanas. Posiblemente en su última película como realizador junto a Duke Johnson, esto haya llegado a su máxima expresión pese a no estar tan evidenciado en el propio guión. Anomalisa es una película de stop-motion que no pretende ocultar su técnica sino que esta sirve para potenciar su idea central.


Cada vez es más normal ver películas de animación 3D que narran grandilocuentes historias, por eso, una película de stop-motion en la que vemos a los personajes realizar tareas tan cotidianas como encenderse un cigarrillo o darse una ducha caliente, resulta tan estimulante. Cada pequeño movimiento que realizan los protagonistas ha necesitado de un enorme trabajo por parte del equipo de la película. Esta técnica es la más real para hacer cine de animación, ya que todo lo que llega a la pantalla ha sucedido en el mundo real y esa crudeza es captada por el espectador que de alguna manera siente aquella animación como algo tangible. En Anomalisa, pese a que se muestren las costuras constantemente y de manera pretendida, uno acaba olvidando que está viendo una película de animación. Precisamente esa mezcla de realismo y de representación plástica es lo que hace de esta película algo totalmente diferente y algo que hubiese sido imposible construir sin la ayuda de la financiación colectiva.

Aunque suene a tópico, uno de los grandes objetivos del cine como arte es la búsqueda de la verdad. Y en Anomalisa sus creadores consiguen fotografiar esa ansiada verdad frame a frame usando personajes y escenarios construidos por ellos mismos. Esta fascinante película es un cuento intimista y certero lleno de sentido del humor y amargura, que consigue hacer que el espectador salga del cine sintiendo que toda la desilusión que invade nuestras vidas en algunas ocasiones es el motor del enorme stop-motion en el que nos ha tocado vivir.

Lo mejor: es una película única en fondo y forma.

Lo peor: nada.

Por Alberto Sierra
@Albegto
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