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Cine norteamericano

Aliados: Amor, guerra y espionaje

El estreno de Aliados (Allied, 2016) nos trae aires de cine clásico. A partir de la ambientación o el tempo, pasando por la fotografía, el film quiere trasladarnos a esas cintas del Hollywood dorado cuya pareja protagonista nos dejaba fascinados y el trasfondo que estaban viviendo daba la impresión de ser un aspecto secundario. Antes de que se mencione que los personajes principales se encuentran en la ciudad de Casablanca, ya estas pensado en la película del mismo nombre que en 1942 firmaba Michael Curtiz. Los decorados, la luz, incluso su protagonista femenina beben de este clásico del cine. Y es que si algo nos obnubila de la última película de Robert Zemeckis es la interpretación y la belleza de la actriz francesa Marion Cotillard.

La trama, dividida en dos partes claramente diferenciables, resulta previsible, sin emoción y no atrapa al espectador en ningún momento (solo al final lo consigue relativamente) y es que Aliados no deja de ser un producto de entretenimiento visualmente impecable. Una pena que su guión no esté mejor engranado, porque este importantísimo defecto desmerece logros de rasgos preciosistas como su fotografía, los decorados naturales o el vestuario; por poner un ejemplo, ese plano inicial de un cielo amaneciendo sobre el desierto, fabuloso. Podemos estar orgullos, ya que esa Casablanca de la pantalla se ha rodado en las islas de Las palmas de Gran Canaria y Fuerteventura.

Robert Zemeckis es director, guionista y productor, y tiene por derecho un nombre propio en la industria hollywoodiense. Fue el creador de una historia que se ha convertido en título de culto: Regreso al futuro (1985), dirigiendo y escribiendo sus tres entregas. En 1989 firmó la innovadora, divertida y para muchos indispensable ¿Quién engañó a Robert Rabbit?, combinando animación e imagen real en un argumento de detectives y mujeres fatales. Pero fue Forrest Gump (1994) la película que lo encumbraría y lo colmaría de premios, entre muchos otros el Oscar a la mejor película y el de mejor director. El film resultaba un extraordinario y original repaso por la historia reciente de Estados Unidos, de la mano de un personaje que ya forma parte de la historia del séptimo arte y cuya interpretación le proporcionó a Tom Hanks su segundo oscar consecutivo (el primero lo ganó por Philadelphia). De nuevo los efectos visuales resultaron novedosos e indispensables, y el resultado fue fascinante. La banda sonora, exquisita, ha pasado a la historia como una de las más vendidas; en el caso de Aliados, la banda sonora original pertenece a un colaborador habitual del director, Alan Silvestri, que entre otras compuso la música de Náufrago (2000) y Contact (1994). Además contiene clásicos como Sing, sing, sing y You are my lucky star, que resultan completamente deliciosos de oír.

Brad Pitt es el reclamo para atraer espectadores a las salas. Es una estrella indiscutible e interesa todo lo que hace, por supuesto su vida privada también. Tal vez esa tormenta mediática desatada hace unos meses (su separación de Jolie) se estuviera gestando durante el rodaje, porque el actor no ofrece su mejor interpretación en esta cinta. De hecho parece tener una sola cara, y resulta bastante lánguida. Todo el peso del suspense se encuentra en la mirada y los gestos de su mujer en la ficción. Una cosa sí es cierta, la química entre ambos es palpable. Marion Cotillard es además una digna sucesora de Ingrid Bergman, en la que ella misma admitió haberse inspirado.

Lo mejor: la belleza visual y Marion Cotillard.

Lo peor: que el guión no saque provecho al apasionante contexto histórico.

Por Sandra Sedano
@ReggieHolly
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