El 5 de agosto de 1962 nació el mayor mito de la historia del cine con el fallecimiento de Marilyn Monroe en extrañas circunstancias nunca del todo esclarecidas. Cincuenta años después de aquella trágica noche el mundo entero sigue recordando a esta explosiva rubia, de increíbles curvas e incomparable sensualidad. Pero no hay que olvidar que la tentación rubia era una talentosa actriz, que trabajó a las órdenes de los más grandes directores de la época, que convirtió películas mediocres en grandes éxitos de taquilla, que fundó su propia productora y actuó junto a las grandes estrellas de Hollywood…hasta que se convirtió en una de ellas y murió convertida en leyenda.
«Trabajar con ella era increíble, recuerdo que algunas veces llegaba tarde al rodaje y luego nos contaba que se había perdido por el camino. ¡¡¡Pero si llevaba seis años haciendo el mismo recorrido!!!», cuenta el gran director austriaco Billy Wilder en el libro «Conversaciones con Billy Wilder» de su colega Cameron Crowe. Wilder trabajó con ella en dos ocasiones, primero en 1955 con «La tentación vive arriba«, de la que es imposible olvidar la escena del vestido blanco levantándose con el paso del metro, y en 1959 en uno de sus grandes papeles, «Some Like It Hot» (Con faldas y a lo loco), donde compartió protagonismo con los geniales Jack Lemmon y Tony Curtis. Precisamente el rodaje de esta segunda película ocasionó muchos problemas tanto para el elenco de actores como para el director. La inestabilidad y los problemas de Marilyn comenzaban a manifestarse de manera muy evidente. «Era increíble. Era capaz de recordar textos de tres páginas y hacerlo a la perfección, sin embargo cuando tenía un mal día se bloqueaba con una frase y no había nada que hacer», explica Wilder. A pesar de los problemas, Monroe se llevó el único Globo de Oro de su carrera por este trabajo e hizo de su papel de Sugar uno de los más entrañables y divertidos de su propia filmografía y también de la de Wilder, que recuerda siempre con cariño y satisfacción este filme.
Y es que a pesar de que en sus últimos años resultaba difícil trabajar con ella, su carisma, su talento (natural y trabajado también en el Actors Studio), pesaban tanto como su belleza a la hora de ser contratada para sus papeles. Su carrera arrancó con 17 años en una fábrica de municiones en plena IIGM. Allí trabajaba Norma Jean Baker, una joven recién casada, que había pasado su infancia de un hogar a otro ya que su madre tenía problemas para mantenerla y no había conocido a su padre. Cuando un fotógrafo descubrió su belleza y su fotogenia, Marilyn decidió que quería probar suerte como modelo y se divorció de su primer marido para comenzar su carrera. Tuvieron que pasar varios años hasta que consiguió un nombre. Fue en la Twentieth Century Fox, donde un directivo decidió que Norma Jean daría paso a Marilyn Monroe. Poco a poco comenzaría a hacerse popular en pequeñas películas apareciendo como extra. El despegue se produjo en 1950. Comenzó a aparecer en películas conocidas como «Jungla de Asfalto» o la genial «Eva al desnudo«, una joya de Joseph L. Mankiewick, en la que tiene un pequeño papel totalmente eclipsado por una sublime interpretación de Bette Davis. Nada importante, pero comenzaba a trabajar con las grandes estrellas y los directores de la época se quedaban con la cara, la sensualidad y la ingenuidad que transmitía la joven Marilyn. Ésta por su parte, estaba totalmente enganchada a la interpretación y comenzó a tomar clases nocturnas de arte y literatura, que combinaba con pequeños papeles en películas como «Clash By Night» (1952), cine negro de altura dirigido por Fritz Lang y protagonizado por otra dama de la interpretación, Barbara Stanwyck; «No estamos casados«, de Edmund Goulding o «Me siento rejuvenecer«, de Howard Hawks y en la que coincidió con Cary Grant y Ginger Rogers. Casi nada. Enormes directores y geniales actores de los que era imposible no aprender. Y Monroe era como una esponja, decían algunos de sus compañeros.
Su carrera iba poco a poco pero siempre en dirección ascendente. En 1953 dio un golpe sobre la mesa al sustituir a Anne Bancroft en «Niágara«, un estupendo melodrama de Henry Hathaway que arrasó en la taquilla y que la convirtió a ella en un icono al saltar a la portada de Playboy. Nadie podía quedarse indiferente ante tal derroche de sensualidad y belleza. Hasta Andy Warhol utilizó imágenes de la promoción de aquella película para su conocido retrato. Comenzaba a ser el centro de atención, tanto de los directores como de los flashes de los fotógrafos, que seguían a la joven día y noche para convertirse en testigos de sus líos amorosos…
Llegaron otros papeles importantes, Los caballeros las prefieren rubias,(1953), también a las órdenes del maestro Howard Hawks, con Jane Russell y en la que interpretó su inolvidable número «Diamonds are a gir’sl best friend«, «Cómo casarse con un millonario» o «Río sin retorno» con el genial Robert Mitchum. Después un problema con el estudio la retiró unos meses de la pantalla. Aprovechó entonces para trabajar en el proyecto de su productora y prepararse a fondo en el mítico Actors Studio. No todo eran hombres en la vida de Marilyn… a pesar de lo que cuentan las crónicas… (Dimaggios a parte).
Regresó a la gran pantalla de la mano de uno de los mejores directores de la historia del cine: Billy Wilder. Triunfó con la «Tentación vive arriba» en 1955 y arrasó con «Con faldas y a lo loco» en 1959. Entre estos dos títulos, de los más conocidos de su carrera, y ya divorciada de la estrella del baseball Joe Dimaggio, se casó con el dramaturgo Arthur Miller y protagonizó la primera película de Marilyn Monroe Productions, «El príncipe y la corista«, dirigida y protagonizada por Laurence Olivier. Se cuenta que durante el rodaje de ésta película sufrió un aborto espontáneo y comenzó su declive. La adicción al alcohol y las pastillas para conciliar el sueño cambiaron su vida por completo.
De personalidad, alegre y extrovertida, siempre a las órdenes de aquella imagen de rubia ingenua que tanto le sirvió a lo largo de su vida y su carrera, Marilyn pasó a ser una persona distante, triste, con constantes cambios de humor y mil preocupaciones. Trabajó después con George Cukor en «Let’s Make Love» y con John Huston en «The Misfits«, otro de sus papeles inolvidables junto a «Vidas rebeldes» , también de Huston y junto a Montgomery Clift y Clark Gable. Era el año 1961 y Marilyn pasaba una buena época después de una temporada muy complicada. Brilló en esta película antes de comenzar el rodaje de la última, «Something’s Got to Give«, también de George Cukor. Marilyn convirtio el rodaje en un auténtico suplicio. Llegó a desaparecer durante siete días al rodaje para asistir al cumpleaños de J. Kennedy y ofrecerle su inolvidable «Happy Birthday Mr. President«. Obligó a cambiar algunas de las escenas de la película y finalmente no pudo acabarla. Falleció un 5 de agosto. Su cuerpo fue encontrado a las 4.55 de la mañana. Estaba desnuda y con el teléfono en la mano. Una sobredosis de barbitúricos, el nacimiento de una leyenda y un misterio. Los amoríos de Monroe con los Kennedy, su amistad con Sinatra y el mundo de la mafia… rumores sin confirmar que rodean la muerte de la que es y será siempre una de las mayores estrellas de Hollywood, tanto del Hollywood del papel couché como del de la gran pantalla. Pero en el último es el auténtico y en el que verdaderamente brilló.
Por Lore Perez.