Podríamos empezar DICIENDO que es una de las mejores obras hechas por Spielberg, y ya por eso habría que verla. Podríamos decir que quizá sea la mejor película bélica jamás rodada. Podríamos incluso decir que por una vez el genio de Tiburón, ET o El color púrpura, se dejo el moñismo y su amaneramiento para ponerse la cámara al hombro y emulando a Robert Capa, de espaldas a las balas, tomar la playa de Omaha, la más sangrienta y épica de todo el archiceleberrimo Día D.
1. Porque tiene uno de los arranques más espectaculares de la historia del cine. Si pasamos por alto el guiño patriota del comienzo, con esas barras y estrellas a contraluz, y el cierto toque misterioso de ¿quién es este anciano de ojos azules que se emociona en el Memorial estadounidense de Colleville Sur Mer?, aparece ante nosotros casi media hora de una frenética toma de la playa. Con el silbido de las balas zumbando en los oídos, los primeros caídos ahogados en las profundidades del canal de la Mancha, las minas saltando como chinches, el miedo, el pánico, la valentía, la determinación, los rezos, las súplicas plañideras a las madres sufrientes. Spielberg no quiso que esta joya del realismo bélico se ensuciase con innecesarias músicas o golpes de efecto más allá de las propias acciones de una batalla. Y no lo decimos nosotros, lo dicen los veteranos de la operación Oveload que tomaron Francia, Europa y después el Mundo.
2. Porque a pesar de que lo formal en esta película no importaba, Spielberg se quiso rodear de un reparto fiable. Protagonista para un contenido Tom Hanks, cumplidor como siempre. Maravillosos Tom Sizemore y Matt Damon, en dos papeles de poco calado emocional, pero que les podría haber llevado al histrionismo. Barry Pepper crea el personaje por el que seguramente será recordado el resto de su vida en un elegíaco francotirador. Vin Diesel parece incluso un actor. Mención a parte merecen el cobarde Jeremy Davis, en la historia más cruda de todas las que cuenta el filme, y, sobre todos, un desbordante (y es costumbre en él) Giovanni Ribisi (sí, el hermano tonto de Phoebe en Friends) que en un alarde de dramatismo, nos lleva al climax de la película provocando dolor y nauseas.
A parte lógicamente de las apariciones especiales de tres grandes, haciendo papeles pequeñitos, como Dennis Farina, Ted Danson y Paul Giamatti. Vamos, que nadie quería dejar de salir en esta joya.
3. El compañerismo, el valor, la amistad, el respeto…La apuesta sobre el oficio del capitán Miller, las confesiones acerca de los problemas para dormir y la añoranza del calor materno del doctor Wade, el pragmatismo y la comezón de conciencia del implacable Reiben (un desaparecido Edward Burns), la tenacidad del teniente Horvath, la precisión del tirador Jackson, la nula experiencia y cobardía del cabo Upham… Si Apocalypse Now fue Vietnam, Salvar al… es el Día D.
4. Si con el principio de la película Spielberg nos deja atónitos y pegados al asiento, y con el desarrollo nos pone a masticar ortigas ante el sin sentido del ser humano en tiempos de guerra, el director se reserva la traca final para el rescate del soldado Ryan (claro que lo salvan joder, si no ¿de qué el título?). El capitán Miller y su ya mermada compañía se enfrentarán a todo un cuerpo del ejercito nazi entre las ruinas de cualquier ciudad francesa, en cualquier día de junio del 44. El resultado es de nuevo toda una escena de más de media hora de duración en la cual se vuelve al realismo crudo del horror bélico. Un desenlace que supera la épica, y que podría ser visto como un homenaje a Grupo Salvaje, si a Peckinpah le hubiera dado por rodar como masacraban a William Holden y los suyos. El sonido de los tanques acercándose y….
5. Por justicia, por devoción, porque habría que conocer todos los entresijos de la mayor guerra de todos los tiempos, quien combatió, qué defendían, qué sacrificios hicieron para que hoy gozásemos de una Europa plural, y de un mundo más justo. Porque los héroes del día D se ganaron en cada centímetro de la playa el derecho a ser inmortales, a que los colegios llevasen sus nombres, a que las jovencitas les agasajasen, a que los líderes les venerasen, a que el pueblo se postrase. Para ellos se hizo esta película. Y a su éxito le debemos otra joya de los últimos tiempos, producida por Spielberg y Tom Hanks, Hermanos de sangre.
Por J.M.C.
@JatoVader
Por J.M.C.
@JatoVader
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