Se estrena en salas una nueva cinta de acción, un género que parece que no se agota, y por lo tanto tendría que reinventarse. En cambio, dentro de la corriente mainstream y un tanto naif y falta de ideas que parece haberse instalado en Hollywood, esta será de nuevo una cinta dirigida exclusivamente al lucimiento de sus estrellas protagonistas, y de un discurso al que tanto el cine como Estados Unidos han llegado tarde.
Cuatro son las protagonistas principales de Agentes 355 (The 355, 2022) dirigida por Simon Kinberg, y que de nuevo utiliza el la violencia y las tramas de espionaje en favor de una especie de compensación por el pasado.Jessica Chastain, Lupita Nyong’o y Diane Kruger son tres agentes de sus respectivos servicios secretos, que primero se enfrentarán entre ellas, para más tarde unir sus fuerzas con la misión de recuperar un disco duro que puede acabar, nada menos, que con todo el planeta. Y entre tanta estrella, Penélope Cruz, quien interpreta a una psicóloga colombiana que se ve rodeada por las circunstancias, que la convierten en el eslabón débil y poco probable de estas «Ángeles de Charlie» de marca blanca.
Kinberg, quien ya se estrelló con un gran presupuesto en X-Men. Fénix Oscura (X-Men: Dark Phoenix, 2019), conoce los mecanismos para hacer (más de) 2 horas de acción, aunque a veces confunda espectacularidad con velocidad, como otros confunden el tocino con lo mismo. Sin embargo, y aunque resulta evidente que a estas agentes les sobran unos cuantos minutos de metraje, el guion se sostiene por el carisma de sus actrices. Resulta demasiado convencional en sus ambiciones y dirige sus pasos hacia tierra de nadie, sin espacio para un mínimo de humor, simple en sus intenciones, y un tanto floja como producto palomitero. A esto se le unen un par de trampas argumentales, y una trama huérfana de profundidad, haciendo demasiado planos los personajes incluso para una cinta de este género.
Un reparto excelente desaprovechado en un guion mil veces visto, y que sin embargo se deja ver con la mente en blanco, y sin la esperanza de comentarla al día siguiente en el café.
