Le caen 30 años a Pesadilla en Elm Street, la película que dirigió el maestro del terror Wes Craven y que dio origen a una de las grandes sagas del género en lo que va de historia del cine. Su irrupción en el panorama cinematográfico llenó las salas de todo el mundo y también las mentes, en las que hizo estragos. Y es que Freddy Krueger, el icónico dueño de las pesadillas de aquellos adolescentes, acojonaba de verdad. Su aspecto, cara quemada completamente, jersey a rayas rojas y negras, sombrero raído y un guante en su mano derecha cuyos dedos eran afiladas cuchillas, causaba pavor dentro y fuera de la pantalla. Recuerdo de niño ser incapaz de dejar de verla (si mis padres se despistaban un segundo) a pesar del miedo que me daba. Notaba sufrir ese subidón de adrenalina que me provocaba la aparición de Freddy. Pesadilla en Elm Street era, es y será, una de las grandes obras del cine de terror. Sin discusión.
El filme de Wes Craven ha envejecido fenomenal, al contrario que otras producciones ochenteras que hoy en día, en lugar de miedo, dan verdadera pena (y con un poco de suerte puedes hasta reírte un rato). Así que, voy a daros cinco razones para verla una y otra vez. Quizá haya algún afortunado que aun no sepa de qué van las andanzas de Freddy Krueger, así que espero motivar a aquellos que aun tienen la oportunidad de descubrir el comienzo de una de las mejores películas del género que se han hecho jamás.
1. WES CRAVEN
Señor Craven, es usted un capullo. Y si me pregunta el porqué le diré que podría haber sido un director legendario, pero no, no pasará a la historia del cine como uno de los grandes. Irregular, imprevisible y cruel. Cruel con el cine y con sus fans, porque un señor que reinventa el género y es capaz de hacer La última casa a la izquierda, Las colinas tienen ojos, Pesadilla en Elm Street o Scream, tiene que ser el mejor. Punto. Pero no, no pudo ser y a cambio nos hizo regalos como Un vampiro suelto en Brooklyn, La cosa del pantano, Almas condenadas o La maldición. Permitidme la expresión: unas mierdas considerables.
Olvidaremos ciertas cosas y nos centraremos en lo que nos ocupa, así que venga, todos a la vez: ¡GRACIAS POR PESADILLA EN ELM STREET, WES CRAVEN!
2. FREDDY KRUEGER
Ni Jason Voorhes, ni Michael Myers, ni Pennywise, ni nada. Freddy Krueger (Robert Englund) es el mejor villano de las películas de terror que se ha inventado jamás. Cabrón hasta decir basta, irónico (en cada entrega de la serie más), cruel, retorcido y, en cierta manera, un cachondo mental. Su ropa y su cara destrozada por las llamas son ya un icono cinematográfico, pero su cuchilla es un fetiche universal, un objeto venerado por los millones de fans de la película y la sádica herramienta que Krueger mismo fabricó para desgarrar a sus víctimas. Aquellos padres que osaron deshacerse de él tiempo atrás nunca imaginaron lo que tenía preparado a las nuevas generaciones. Cruzar el umbral del sueño suponía encontrarse con él y, en ese momento, ya no había escapatoria. Uno, dos y tres… Freddy viene a por ti.
3. SEIS CONTINUACIONES MÁS
La película de Wes Craven (que estuvo a punto de producir la Disney, en serio) inspiró seis entregas más que convirtieron Pesadilla en Elm Street en todo un «culebrón» del género. Uno acababa por pensar que Freddy era indestructible, pero en cada película surgían nuevas formas de deshacerse de él (y viceversa). No todas gozaron del beneplácito de la crítica y el público, pero la mayoría entretienen en gran medida. Como curiosidad, puede verse que en todas las partes los personajes femeninos son casi el epicentro del guión.
La nueva pesadilla de Wes Craven es el último producto de la franquicia pesadillesca y da una vuelta de tuerca a la dinámica de los anteriores largometrajes, ya que utiliza como protagonistas a los verdaderos intérpretes de la primera película, con la maravillosa Nancy (Heather Langenkamp) a la cabeza. Por cierto, del remake o de esa aberración que es Freddy Vs Jason… ni hablamos.
© New Line Cinema
4. MUERTES ESCALOFRIANTES
Freddy no es un asesino cualquiera. Tu te vas a dormir, empiezas a soñar y él se encarga de darte la bienvenida. Ahora estás en su mundo, con sus reglas. No vas a morir de cualquier manera; te va a vacilar, vas a sufrir, es una pesadilla, un parque de atracciones sangriento. Krueger se va a divertir, así que no se va a deshacer de ti rápidamente. En Pesadilla en Elm Street sustos los justos, lo que impresionan son las apariciones del «hombre con cuchillas en los dedos» y las muertes, un derroche de sangre inocente con trazas de terror pulp y ese aire ochentero que tanto nos gusta. Glen (un jovencísimo Johnny Deep), Rod o Tina, sufren la brutalidad de un asesino sin límites sobrado de sádica imaginación. La muerte de Tina (Amanda Wyss) es una de las escenas más espeluznantes del género.
5. MAQUILLAJES, EFECTOS Y BANDA SONORA
Estos tres aspectos fueron claves para construir el clásico que es Pesadilla en Elm Street. A nivel conceptual, el aspecto de Krueger es inmejorable. Las ideas de Craven eran bastante exageradas, quería un hombre con la cara destrozada, el paladar descolocado y medio cerebro visible fuera de la cabeza, pero David B. Miller, responsable de los efectos visuales y de maquillaje, comentó que aquello no sería nada convincente, por lo que finalmente consiguió quitar a Craven aquella aberrante idea de la cabeza. También, lo conseguido en las escenas en las que los adolescentes van muriendo resultó realmente aterrador, marcando a su vez la dinámica a seguir en las restantes entregas de la saga, intentando complementar la complejidad de las escenas con un espectáculo lo suficientemente realista para parecer creíble. Por su parte, el compositor Charles Berstein, utilizó de manera inteligente y efectiva una serie de efectos sonoros que mezcló con sonidos de sintetizadores, dejando de lado las partituras orquestales más convencionales. Todo un acierto que tuvo el reconocimiento de la crítica especializada.
Por Javier Gómez
