Para Ava Gardner todo comenzó de manera fortuita. La pequeña de seis hermanos de una familia muy humilde vio cómo su vida se transformaba de la noche a la mañana tras haber sido fotografiada por su cuñado. De ahí a Hollywood, a rodar con los más grandes, a enamorarse de Sinatra, de Madrid, de Dominguín y a la soledad de sus últimos años. La Gardner, empezando por su belleza, era una mujer de excesos que supo disfrutar de la vida como pocos. Por eso, por sus ojos verdes y por algunas joyas cinematográficas, la recordamos ahora que se cumplen 25 años de su muerte, provocada por una neumonía.
Ava tenía sólo 18 años cuando su cuñado fotógrafo tomó las imágenes que después colgaría en el escaparate de su estudio, en la Quinta Avenida de Nueva York, y que dejaron boquiabierto a un cazatalentos de la MGM. Éste, en cuanto vio el rostro de la joven, se intentó poner en contacto con ella. Y en cuestión de meses Ava había firmado un contrato de siete años con la MGM. Eran los años 40, la época de mayor esplendor de los estudios y la MGM, uno de los grandes, acababa de fichar a una de sus más importantes actrices. Así Ava se traslada a Hollywood y comienza a asistir a clases de interpretación y aún sin ser la mejor actriz, ni muchísimo menos, consigue convertirse en una de las más grandes estrellas del cine de los 40, 50 y 60.
Ava Gardner y Frank Sinatra
Y no era fácil, el Hollywood dorado de Katherine Hepburn, Bette Davis, Grace Kelly, Audrey Hepburn, Anne Baxter, Gene Tierney, Marylin Monroe y un largo etc, estaba plagado de trampas, pero Ava consiguió hacerse un hueco y trabajar con los mejores, desde Ford hasta Huston pasando por Mankiewicz. Las cámaras la adoraban, como pasa siempre con los grandes, pero fue sobre todo lejos de los platós dónde más ha dado de que hablar. La vida sentimental de Ava casada primero con Mickey Rooney, después con el músico Artie Shaw y por último con el grandísimo Frank Sinatra, ocuparon las portadas de las revistas durante años. Los paparazzis perseguían a la estrella allá donde iba… excepto cuando viajaba a España.
Pisó por primera vez nuestro país en 1950 y se enamoró primero de Madrid y después del torero Luis Miguel Dominguín. En España se sentía a gusto, las paparazzis no la perseguían y ponía distancia con Sinatra, durante los años que pasaron en un tormentoso matrimonio. Era fácil verla en las corridas de toros más importantes o disfrutando de la noche madrileña. Entre sus amistades estaban las artistas más importantes del momento como Sara Montiel o la mismísima Lola Flores. Pero Ava Gardner era actriz, una estrella con una filmografía muy extensa en la que destacan especialmente cuatro películas, cuatro obras maestras en las que demostraba que todo lo que hacía lo hacía igual, con pasión y con fuerza.
Forajidos (1946, Robert Siodmak), es la película con la que se convierte en una estrella absoluta. El papel de mujer fatal enfundada en un vestidazo negro totalmente ajustado a sus curvas, cantando al piano a Burt Lancaster es una imagen inolvidable. La protagonista de esta cinta de cine negro es una joven Ava que interpreta uno de los mejores personajes de su carrera con sólo 24 años y que está basada en una obra de Ernest Hemingway.
Mogambo (1953, John Ford). Duelo de bellezas: Grace Kelly y Ava Gardner se disputan el amor del galán de Hollywood, Clark Gable, en una aventura africana en la que Ava demuestra que es una estupenda actriz de comedia dando vida a un personaje con quién quizás tenía muchos más puntos en común de los que creía en aquel momento. Se desenvuelve en un desvencijado bungalow como en la suite del mejor hotel cinco estrellas. Por esta peli estuvo nominada por primera y última vez al Oscar, pero se lo llevó Audrey Hepburn por Vacaciones en Roma.
La Condesa descalza (1954, Joseph L. Mankiewicz). Cine dentro del cine, una película que años después parece relatar la vida de la propia Ava. En este caso interpreta a una joven bailarina española que deja los tablaos flamencos por Hollywood teniendo el mundo a sus pies, pero la felicidad siempre se le escapa. Comparte protagonismo con un sorprendentemente tierno Humphrey Bogart. Ava está en lo mejor de su carrera, y físicamente es un portento. La peli es de 10.
La noche de la iguana (1964, John Huston). En plena madurez, Ava nos regala una de sus mejores interpretaciones, la de una mujer fuerte, cínica, poderosa y libre. Cada vez sus pelis se parecen más a ella misma. Richard Burton y Deborah Kerr, completan el increíble cartel de esta peli basada en una obra de Tennessee Williams. Burton es un ex pastor de la iglesia que trabaja en México como guía turístico. Durante una excursión con un grupo de mujeres se convierte en objeto del deseo de una de las jóvenes del grupo provocando la desaprpobación en las demás. Con este jaleo llegan todos al hotel de una antigua amiga del guía, la mismísima Ava.
Por Lore Pérez
@Peneaa
