Jackie (Mica Levi)
La artista británica Mica Levi ya dio muestras de sus disruptivas ideas al componer la banda sonora de una película como Under the Skin (2013), para la que creó estremecedoras notas musicales. En Jackie (2016), estrenada en nuestro país este año, la dinámica transgresora continúa, pero su trabajo se vuelve aún más trascendente cuando da la sensación de que la partitura recorre cada escena como sangre por las venas. El corazón del film de Pablo Larraín late con fuerza gracias a la capacidad de una jovencísima compositora a la que no podemos perder de vista. Atentos a este Vanity, un tema donde el instrumento de viento aparece repentinamente para atraparnos con un solo acorde. La épica de la sencillez.
Pasaje al amanecer (Diego Navarro)
Compartiendo el testigo de coetáneos como Roque Baños y posible referencia para músicos como Fernando Velazquez, Diego Navarro compone una bucólica y hermosa partitura para un film estrenado directamente en plataformas de vídeo. A través de armoniosos sonidos, donde se deduce el bagaje en la composición de música de concierto y cámara (piano, violín, coros…), y otros temas con matices étnicos (parte de la película se desarrolla en Irak), las notas de la banda sonora permanecen en la cabeza del espectador gracias a su contención y a la clase que destilan cada una de sus pistas, en especial Lullaby, que brilla con luz propia.
La La Land (Justin Hurwitz)
Con tan solo 32 años, Justin Hurwitz ha sido, casi por unanimidad, el autor más destacado del panorama cinematográfico comercial. Atraídos por sus ritmos, homenaje puro al musical clásico hollywoodiense, también por los actores del film, millones de espectadores llenaron las salas de medio mundo para asistir a la historia de ¿amor? de dos artistas que soñaban de diferentes maneras. La película de Damien Chazzelle podía ser mejor o peor, pero lo que es indiscutible es que la partitura de Hurwitz tiene momentos de esplendor gracias a sus entusiastas acordes, capaces por sí solos de trasladar al espectador hasta la Ciudad de las Estrellas. Hay fabulosos temas en toda la banda sonora, pero A Lovely Night resume toda la espectacularidad de la composición.
Baby Driver (varios artistas)
Empezar una película con el Bellbottoms de The Jon Spencer Blues Experience es una declaración de intenciones. Lo que escribe Edgar Wright en Baby Driver es una carta de amor a la capacidad de la música para emocionarnos, incluso en las situaciones más extremas. Los diferentes temas escogidos por Wright giran alrededor de la adrenalítica acción, ¿o es al revés?. Hocus Pocus, de Focus, Intermission, de Blur, o Every Little Bit Hurts, de Brenda Holloway, forman parte de una espectacular selección a la altura de una película sorprendentemente divertida.
Manchester frente al mar (Lesley Barber)
Aunque en su banda sonora podemos encontrar temas de compositores clásicos como Adagio per archi e organo in sol minore, de Tomaso Albinoni, es la artista Lesley Barber la máxima responsable de la mayoría de la música de Manchester frente al mar (Manchester By The Sea, 2016), dramática película dirigida por Kenneth Lonergan. La compositora de Toronto da a luz sonidos suaves y alejados de toda grandilocuencia a través de instrumentos como el piano, el cello, el violín o recurriendo a un orfeón. Muestra de ello es este Plymouth Chorale, tema de matices religiosos que, junto a Smoke, es el mejor exponente del delicado y conmovedor trabajo de Barber.
El sacrificio de un ciervo sagrado (varios artistas)
Al más puro estilo de Stanley Kubrick, el director griego Yorgos Lanthimos musicaliza su perturbadora película con piezas clásicas. Eso sí, la alegría y la variedad melódica se quedan fuera para dar paso a composiciones minimalistas de tonos oscuros y pesimistas. La propuesta de Lanthimos no admitía otra posibilidad y es por ello que, mediante intensos y alargados acordes, los instrumentos de cuerda protagonizan la mayoría del metraje de la película. Hay excepciones como How Long Will I Love You, de Ellie Goulding, ultimo track de la banda sonora y casi el único tema que permite dejar de contener la respiración.
Moonlight (Nicholas Britell)
El tríptico de Barry Jenkins sobre la difícil existencia de Chiron ganó el último Oscar a la Mejor película. A la altura de su indiscutible calidad como trabajo cinematográfico se encuentra su banda sonora, una partitura de enorme sensibilidad y sonidos sencillos responsabilidad de Nicholas Britell. Con este impecable trabajo, Britell se revela como uno de los mayores exponentes del relevo generacional que se está dando dentro del cine norteamericano y, a su vez, demuestra que las dinámicas grandilocuentes de las viejas fanfarrias están mutando hacia composiciones que buscan la máxima expresión con los mínimos medios. Esta sobriedad puede comprobarse en The Middle of the World, uno de los mejores temas de la película.
Dunkerque (Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch)
Es posible que muchos piensen que uno de los grandes defectos de la película de Christopher Nolan es el exceso en la presencia de banda sonora. Aun siendo esto definitivamente una verdad, la musica que acompaña cada secuencia de Dunkerque (Dunkirk, 2017) es mucho más accesible y fácil de valorar si se hace obviando las imágenes. Sólo de esta manera es posible apreciar con exactitud las decisiones del veterano Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch, su alumno aventajado, que componen un mastodóntico trabajo plagado de épica y notas que acrecientan la tensión narrativa del film a la vez que hacen más reconocibles a sus autores.
Mindhunter (Jason Hill)
Una serie como la creada por Joe Penhall en la que se ha involucrado el mismísimo David Fincher tenía que tener, casi necesariamente, una banda sonora como la de Jason Hill, claramente influenciada por los sonidos de aquellos trabajos que han unido al director norteamericano con Trent Reznor y Atticus Ross (Millenium, Perdida, La Red Social). El New age envuelve este fenomenal -y espeluznante- trabajo musical que sirve para describir una etapa de descubrimiento y nuevos procesos dentro del FBI a partir de las complejas personalidades de sus agentes y aquellos criminales de psiques laberínticas. Crear la partitura de una serie como Mindhunter ha supuesto un desafío para Jason Hill al que, visto lo visto, no le ha quedado nada grande.
La tortuga roja (Laurent Perez Del Mar)
En una película que carece de diálogos la música pasa a ser uno de sus actores protagonistas. La tortuga roja (La tortue rouge, 2016), una poética fábula sobre la soledad, la familia, el paso del tiempo y la importancia de la naturaleza como espacio esencial, es, muy posiblemente, el trabajo más importante del año por sus implicaciones en el propio largometraje. Las notas de la composición de Laurent Perez Del Mar acompañan cada uno de los fotogramas y, a su vez, otorgan mayor vida y personalidad a cualquiera de los personajes que aparecen en la película. De esta forma, las melodías de Del Mar, con referencias a Philippe Rombi o Louis Crelier, están presentes en todo momento a través de diferentes sonidos e instrumentos, incluida una hipnótica voz femenina. Resulta imposible no rendirse ante la lírica implícita en cada uno de sus acordes.