Esas letritas del principio de las películas, que alguna vez todos hemos adelantado para ahorrar tiempo y paciencia, a veces son obras de arte. Aparte de la información, que de vez en cuando es bueno controlar por eso de quién ha montado qué, quién a compuesto qué, quién ha dirigido tal o quién a producido cuál, los títulos de crédito pueden darnos la primera sorpresa de la proyección.
Tal es el caso de estos diez títulos que he elegido. Creativos, ocurrentes, divertidos o hipnóticos. Hay de todo y para todos. Innovación y espectáculo al servicio del espectador.
MONSTRUOS S.A. (Pete Docter, 2001)
Una de las grandes obras de la factoría Pixar comenzaba con este desfile de puertas, monstruos y letras que vuelan por la pantalla acompañadas de la música de Randy Newman. La fenomenal banda sonora y la desbordante creatividad de la primera entrega de las andanzas de Mike y Sully, hacían su presentación estelar nada más empezar la película. Una genialidad.
ATRÁPAME SI PUEDES (Steven Spielberg, 2002)
Kuntzel y Deygas diseñaron para la película del maestro Spielberg unos títulos dinámicos y muy descriptivos. Las idas y venidas de Frank W. Abagnale (un gran Leonardo Di Caprio) eran las protagonistas de esta composición inicial secundada por la magnífica lección de jazz de John Williams, compositor habitual en las películas del director norteamericano.
CASINO (Martin Scorsese, 1995)
Scorsese daba el pistoletazo de salida a otra de sus obras maestras con unos créditos elegantes que mostraban, gracias a la experiencia y eficacia del diseñador Saul Bass, la grandilocuencia del relato que íbamos a presenciar. La silueta de Robert de Niro por los aires, explosiones y luces de neón eran los componentes principales de esta maravillosa introducción.
VÉRTIGO (Alfred Hitchcock, 1958)
Una de las cosas, y eran muchas, que obsesionaban a Alfred Hitchcock, eran los títulos de crédito de sus películas. En la mayoría de sus largometrajes podíamos ver algún tipo de diseño fuera de lo normal. La prueba fehaciente de ello son los primeros minutos de Vértigo, la que para muchos es su mejor película. Saul Bass (otra vez) se encargó de de darles esa forma tan sugerente, hipnótica e irremediablemente icónica.
LA HABITACIÓN DEL PANICO (David Fincher, 2002)
Las nuevas tecnologías han estado al servicio de David Fincher desde hace mucho tiempo. Pero este director tan innovador siempre las ha utilizado de manera muy sutil. Ahora se ven continuamente, pero estos créditos en 3D que aquí se funden con la amalgama de rascacielos, fueron de los primeros que pudimos ver. Fincher no hace cualquier cosa.
PLÁCIDO (Luis García Berlanga, 1961)
Berlanga no podía dejar pasar la oportunidad de expresar su talento ni en los créditos iniciales. En Plácido, su obra más sarcástica, el gran Miguel Asins Arbó pone música al colash de créditos y figuras que hacen aparición durante los minutos que dan paso a la fantástica película del director valenciano.
EL SEÑOR DE LA GUERRA (Andrew Niccol, 2005)
Por unos minutos seremos una bala. Nos fabricarán, nos clasificarán, nos venderán y, obviamente, nos dispararán. Así presenta Niccol los títulos de crédito de El señor de la guerra, viviendo en primerísima persona la (detestable) vida de una bala. Mientras, podremos escuchar For what it’s worth, de Buffalo Springfield. Casi nada.
CHARADA (Stanley Donen, 1963)
Colorido y geometrías posibles e imposibles diseñados por Maurice Binder. Estos son los sugerentes y sesenteros (sin necesidad de alucinógenos de la época) créditos de Charada, a los que puso música, como al resto del filme, el inolvidable Henry Mancini.
SEVEN (David Fincher, 1995)
De nuevo aparece en la lista el director norteamericano, y es que los créditos de Seven son tan impactantes como su película. Una bestialidad de primeros planos al ritmo del perturbador tema de Nine Inch Nails, en los que podremos ver como el asesino John Doe ultima los preparativos para su macabra obra final. Escalofriante.
Por Javier Gómez.
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