A pesar del discutible criterio de Netflix a la hora de producir series y películas saturando su catálogo de productos de poca trascendencia, la poderosa plataforma de vídeo bajo demanda está procurando cambiar esa dinámica siendo responsable de películas que están firmando y firmarán algunos de los directores más interesantes del panorama internacional. A esta posibilidad se ha unido J.C. Chandor, realizador cuya filmografía incluye trabajos como Margin Call (2011) o El año más violento (A Most Violent Year, 2014) que, a partir de ya, forma parte del extenso desfile de productos audiovisuales de Netflix gracias a su última aventura cinematográfica: Triple frontera (Triple Frontier, 2019).
Ben Affleck y Oscar Isaac encabezan un testosterónico reparto protagonizando este thriller que mezcla algunos de los cánones del género de atracos con el del narcotráfico. De esta forma, un robo es la excusa para que Chandor hable sobre hombres endurecidos por un pasado en las fuerzas armadas; sobre sus anhelos, preocupaciones y situaciones vitales. Eso sí, con un trazo grueso que marcará todo el desarrollo del film poniendo en evidencia las carencias de un guion convencional y forzado en la mayoría de sus giros que, además, transita peligrosamente por varios lugares comunes.
En sus formas, la película recuerda demasiado a algunos pasajes de Narcos (2015), a las desventuras de aquel grupo de soldados de El único superviviente (Lone Survivor, 2013) o a los planteamientos narrativos de Sicario (2015), lo que hace evidente una alarmante falta de personalidad. No hay mucho que reconocer en Triple frontera, el enésimo acercamiento del cine norteamericano a los criaderos de la droga en América Latina, donde la falta de profundidad y de ideas renovadas ponen al equipo de soldados durante la película y al resultado final en lo cinematográfico a bailar con el diablo.
