Domingo 22 de septiembre
Dentro de la Sección Oficial, destaca la cinta de Ina Weisse The Audition (Das Vorspiel), un complejo retrato de la tenacidad y la perseverancia que rodea al mundo de la música. Nina Hoss interpreta a una autoritaria profesora de violín cuyo desequilibrio personal afecta a todos los ámbitos de su vida: a sus relaciones con los demás (con su marido, su hijo y su alumno), a su carrera profesional (truncada por miedos e inseguridades) y a su salud (con síntomas propios de trastornos obsesivo-compulsivos así como otras claras evidencias de somatización). La música es el vehículo con el que la realizadora desvela el aspecto emocional del relato, melodías que evidencian una verdad íntima, imperceptible a los ojos.
También dentro de la Sección Oficial, pero sacada fuera de concurso tras su reciente estreno en Rusia, el último trabajo de James Franco, quien obtuvo la Concha de Oro en 2017 con The Disaster Artist. Zeroville es, nuevamente, un homenaje al cine, a la cinefilia, a todo lo que rodea el séptimo arte: Franco vuelve a servirse de referentes y citas, y de citas dentro de citas, y de películas dentro de otras películas. Esta amalgama de géneros cinematográficos, de clara estética lynchiana, se nutre de tópicos (o directamente de frames sacados de otras películas), en un claro ejercicio reverencial al comparar el cine con los sueños, pero sobre todo con su capacidad para revivir a los muertos.
La gran alegría del día ha sido, como no podía ser de otra forma, la película proyectada en Perlas y ganadora de la última Palma de Oro en el Festival de Cannes: Parásitos (Gisaengchung), del director Bong Joon-ho. Thriller, crítica social, comedia oscurísima y hasta trazas del slapstick hollywoodiense forman parte de esta montaña rusa del más reciente cine coreano que demuestra el nivel estratosférico del cine del realizador de Memories of Murder (2003) o Mother (Madeo, 2009).
Fuera de concurso y como proyección especial, se presentó la cinta de Sebastián Borensztein, La odisea de los giles, película que adapta la novela de Eduardo Sacheri, La noche de la Usina. En tono de humor y con clara vocación de denuncia, la película, narrada en off por Fermín Perlassi (Ricardo Darín), cuenta con un brillante guion que destaca por una comicidad inteligente que fluye de manera natural (y no a golpe de chistes). Una cinta gamberra de atracos patéticos donde lo inverosímil se acepta sin condiciones, en favor del placer culpable que se siente al es como los buenos desvalijan a los malos.
En la Sección Nuevos Realizadores, el primer largometraje de Oren Gerner, Africa, retrata la vejez y el sentimiento de invalidez que muchas veces acompaña a esta etapa vital. Gerner ofrece un continuo paralelismo entre Meir, el anciano protagonista, y su perro, una analogía que se extiende hasta la propia naturaleza (con las imágenes del safari por África o las de las arterias que parecen raíces cada vez más profundas entrando en la tierra). La búsqueda de sentido, el reencuentro con uno mismo o la adaptación a los avances técnicos, son algunos de los temas que Grener aborda gracias a la figura de este hombre varado en su propia vida.
Lunes 23 de septiembre
Dos de las cintas más sólidas de vistas en la cuarta jornada del festival se encuentran en la sección Nuevos Realizadores: La inocencia, de Lucía Alemany y Las buenas intenciones, de Ana García Blaya. Muy distintas en las formas, ambas realizadoras abordan la culpa desde dos posturas muy distintas: por un lado, Alemany retrata un periodo de la vida de una joven asfixiada por el contexto en que vive (censor y restrictivo en base a una moralidad anclada a viejas costumbres) siendo la culpa la seña de identidad de las mujeres que habitan este relato; por su parte, García Blaya aborda la culpa desde la óptica de una niña, un delicado sentimiento derivado de las decisiones adultas, un relato autobiográfico que destaca en lo formal al combinar la ficción narrativa con imágenes domésticas de la propia realizadora (además de narrar parte del relato ficticio simulando este tipo de grabación doméstica). Dos sólidos trabajos que hacen visible la vulnerabilidad que acompaña a la pérdida de la inocencia.
Por su parte, la Sección Oficial ha contado con cintas más desiguales. Destacando en lo formal, la cinta irlandesa, The Other Lamb, se deleita en sus propias imágenes sin llegar a profundizar o conectar con el fondo del relato. Malgorzata Szumowsa superpone metáforas visuales (obvias y reiterativas) confiando en la belleza de sus imágenes así como en la contundencia de su alegato feminista, algo que va perdiendo consistencia a medida que avanza el relato. Más interesante resulta la película A Dark, Dark Man, un pausado y deslumbrante thriller acerca de la corrupción del sistema policial de Kazajstán. Adilkhan Yerzhanov se centra en la figura de un hombre inocente para hacer visible las consecuencias de la falta de ética y la vulnerabilidad de aquellos que viven sin posibilidad de justicia. Una cinta luminosa que contrasta con la oscuridad de su protagonista, un policía que no cuestiona órdenes por muy terribles que sean sus consecuencias, donde la redención no parece tener cabida.
La tercera película de la Sección Oficial, Y llovieron pájaros, cuenta la historia de unos ancianos ermitaños que deciden instalarse en el bosque para terminar allí sus vidas. Loiuse Archambault retrata la vejez sin prejuicios, con la mirada en el rostro de quienes cargan con su pasado y que en términos formales se traduce en los retratos en blanco y negro que una fotógrafa realiza en su empeño por descubrir la parte humana de toda historia.
Por último, en la sección Perlas, pudo verse la película de Oliver Laxe, Lo que arde (O que arde), premio del jurado en la sección Un Certain Regard de la pasada edición del Festival de Cannes. El film es un íntimo retrato de la comunión entre la naturaleza y el hombre de sublime belleza. Los silencios acompañan esta trascendental panorámica de la Galicia rural en una cinta que busca a través de sus formas expresar toda la fuerza y la poética de un entorno natural.
