El pase para la prensa estaba a rebosar. Había expectación por saber qué había pasado con Jesse y Celine desde su último encuentro en el París de 2004, cuando en «Antes del Atardecer» volvían a encontrarse estas dos almas condenadas por el destino a unirse para siempre… o no.
Empezaré diciendo que no, que ni se os ocurra ver esta película antes de haber visto sus dos predecesoras. Es absolutamente obligatorio el hacerlo, porque es la única manera de llegar a este tercer acto de manera tan apasionada. Anhelarás conocer el rumbo que finalmente tomaron cada uno de ellos.
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| © A Contracorriente Films |
Lograr este interés tiene un mérito enorme porque la trilogía de
Richard Linklater es un retrato minimalista que huye de los convencionalismos que se adueñan de las películas de corte romántico, consiguiendo escaparse de tópicos y reincidencias que diferencian lo extraordinario de lo vulgar. Es decir, es una trilogía pequeña, sin ningún atisbo de aparatosidad y que paradójicamente posee cierta épica.
«Antes del Anochecer» está, al igual que las dos películas anteriores, hecha desde el corazón, aspecto que, sin embargo, no evita que la coherencia, la agilidad y la claridad de ideas sea la nota predominante en la mayoría de tramos del filme. Podríamos pensar que dejar un guión en manos de ese entusiasmo de Linklater haría correr el riesgo de que se nublase el planteamiento y que la trilogía perdiese su naturalidad, pero el director vuelve a darnos una lección demostrándonos que amor, coherencia, creatividad y fidelidad a la idea inicial, pueden mezclarse para crear una obra que, en conjunto, puede parecer casi perfecta.
Richard Linklater se propuso mostrarnos un estudio detallado de las relaciones humanas. Desde la atracción del primer momento hasta ese instante crítico en el que uno (o dos) se plantea si algo no debía haber sido así. «
Antes del Anochecer» es otro paso más en ese milimétrico
análisis del comportamiento ante la posibilidad de que tengamos delante a la persona elegida y que, por circunstancias de la vida, tenemos más lejos de lo que desearíamos. En esta tercera entrega, sin embargo, todo es diferente. Es de suponer que esta novedad era obligada para, como decía al principio, no perder la lógica ante el desarrollo de los nuevos y agitados acontecimientos que veremos en la tercera parte y que, por supuesto, nos desvelaré en este escrito.
Es complicado, porque quizá tampoco lo merezca, pero si hay que destacar algún aspecto menos positivo de «
Antes del Anochecer» es que es la más irregular de las tres películas. Como ya nos acostumbró Linklater, contiene momentos verdaderamente brillantes, ocasiones en las que el guión consigue absorber al espectador completamente, pero también veremos tramos cuyo interés decae sensiblemente y, aunque será intrascendente al valorar el conjunto, sí es cierto que echamos de menos cierta locuacidad que sí se encontraba en la mayoría del metraje de «
Antes del Amanecer» y «
Antes del Atardecer«, ambas maravillosas.
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Sería injusto y poco profesional, destacar solo el gran trabajo como director y guionista de Richard Linklater. Nada de esto hubiese sido igual si dos actores como Ethan Hawke y Julie Delpy no se hubiesen encontrado en estado de gracia interpretando a Jesse y Celine. Hay momentos en los que uno fantasea con que ambos son realmente ellos, y es que las interpretaciones alcanzan una naturalidad de un nivel espeluznante.
En definitiva, un final (?¿) a la altura de una magnífica trilogía, que no debe uno dejar de ver porque nos recuerda lo complicado que el destino, si es que este existe, nos pone las cosas. Un regalo en forma de película que completa una tesis cinematográfica y que podría convertirse en un importante legado y referencia para esos guionistas que sueñan con que el gran público reconozca su esfuerzo. Y es que lo bien escrito, bien parece.
Por Javier Gómez
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