La serie de Netflix, dedicada a las andanzas del infame (aunque héroe para algunos) Pablo Escobar, es una de las grandes sorpresas de lo que va de temporada. Su estructura, ágil y sin rodeos, la convierten en una narración muy accesible, respetuosa y fiel ante el tratamiento de los datos que se tienen de la historia real.
Para interpretar al “Patrón” se ha escogido al actor brasileño Wagner Moura, elección que a muchos les resultará extraña por el hecho de haber colocado al actor carioca en el papel de un colombiano. Esto tiene fácil explicación: uno de los directores de capítulos de la serie es Jose Padilha, que a su vez fue el director de las dos partes de Tropa de Élite. ¿Y quién era el protagonista de esta película? Wagner Moura. De esta manera se cierra el círculo y se abre el abanico para el resto del casting, una colección de actores muy competente que hace más creíble la historia de uno de los mayores narcotraficantes que ha conocido nuestro tiempo.
Así que esta es la base de Narcos, la serie de la que os hablamos y que os recomendamos encarecidamente. Un relato que se centra en los comienzos de Escobar como capo de la droga y los primeros contactos con el que sería su mayor demandante, Estados Unidos, para posteriormente continuar desarrollándose a lo largo de su escalada en el mundo criminal. Un ascenso que lo colocaría como uno de los hombres más ricos del mundo y, también, como el enemigo público número 1.
Pero Narcos nos ha gustado mucho por más razones. La fidelidad a los sucesos no es la única virtud de la serie que, ojo, tiene algunas partes de ficción añadidas para dar más fuerza si cabe al argumento. El haber elegido a un agente de la DEA como narrador principal le da la ventaja y a nosotros el placer como espectadores de encarar la historia desde un punto diferente al que hubiese dado Escobar o alguien de su entorno. Este detalle nos recuerda a ese recurso tan utilizado por vacas sagradas como Martin Scorsese (Casino, Uno de los nuestros, El lobo de Wall Street).
Mucho de lo que acontece a lo largo de esta primera temporada lo cuenta en primerísima persona Steve Murphy (decentemente interpretado por Boyd Holbrook) el avezado agente norteamericano destinado en Colombia. Él nos guiará a través de los capítulos mientras nos cuenta las idas y venidas del Cártel de Medellín, refugio criminal de Escobar y el resto de jefes del Narco, desde los hermanos Ochoa, hasta José Rodríguez Gacha, pasando por el escandaloso Carlos Lehder.
Otro dato importante y un gran acierto, es que la serie creada por Chris Brancato utiliza imágenes de archivo para complementar los apuntes en off de Murphy. Esto resulta curioso y la vez muy constructivo, ya que no estamos acostumbrados a que en las series estadounidenses se alterne la interpretación del actor con metraje auténtico del personaje que este desempeña. En Narcos resulta muy útil para no perder el hilo del biopic, y nos aclara y autentifica lo que a través del agente de la DEA vamos conociendo sobre el Cártel y sus líderes.
Por otro lado, no tendremos que usar la imaginación para saber cómo hablaban y cómo se expresaban Escobar y sus secuaces. Tampoco los agentes colombianos. Los actores utilizados para rodar Narcos son, en su mayoría, intérpretes latinoamericanos: el chileno Pedro Pascal (visto en Juego de Tronos), Maurice Compte, de Cuba, Luís Guzmán, descendiente de portoriqueños, la mejicana Paulina Gaitan, y un sinfín de artistas más que afianzan con su talento esta épica sobre el verdadero drama del narcotráfico. Es por esto que os recomendamos no verla doblada. Su versión original es muchísimo más rica en matices e indispensable para apreciar todo el talento del reparto, además de transportarnos mucho más allá de lo que su esmerado pero poco apetecible doblaje al castellano conseguiría.
Narcos es, además, una serie eléctrica. Sus capítulos tienen la capacidad de enganchar con suma facilidad no solo por lo atrayente de su trama principal, sino por un montaje muy efectivo que no da un minuto para respirar. Sin evitar escenas de mayor carga emocional, muy necesarias para entender todas las decisiones que tomó Pablo Escobar, el guión de Narcos procura no adornar en exceso esta historia de violencia esmerándose en describir de manera muy directa cada una de las motivaciones personales y profesionales de los protagonistas, tanto de uno como de otro bando. Esto convierte la serie en un producto con personalidad y vida propias; en una serie sobre la naturaleza humana y su complejidad, con retazos de acción trepidante y nostalgia por la tierra amada. Por aquella que una vez alguien quiso salvar de la peor manera posible.
Por Javier Gómez.
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