Cine norteamericano

Lion: En busca de la identidad perdida

Pocas cosas son tan humanas como querer saber de dónde venimos, quiénes somos. La filosofía, la literatura, la música y por su puesto el cine, han ahondado ampliamente en esta materia. Al ver Lion (2016) es imposible no pensar también en las palabras del gran Mario Benedetti: “Al igual que todo lo que cuenta en la vida, también mi soledad arranca en mi infancia”.

Lo primero que vemos en la pantalla es la categorización de «basada en hechos reales», y es que si hubiera salido de la imaginación de cualquier guionista puede que nos resistiéramos a creérnosla. Este matiz no le restaría emoción y lágrimas a la narración y puesta en escena de Garth Davis tras la cámara, ni tampoco a la traslación que del libro de Saroo Brierley, El largo camino a casa (A long way home) hace el guionista Luke Davies (Life-2015). La cinta cuenta con seis nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película, mejor guión adaptado y mejor actriz de reparto (Nicole Kidman convertida en la maravillosa y entregada madre adoptiva).

Muchas veces los tráilers son engañosos, aunque afortunadamente este no es el caso, y como una de las películas de las que más se ha hablado y publicitado desde que empezó el 2017, a todos nos suena eso de que un niño pequeño se pierde en una zona remota de la India, luego es adoptado, llevado a Australia donde tiene unos padres que le adoran, una vida confortable, feliz, y una novia. Lo más interesante es cómo está contada: de forma lineal, con una primera parte en la que nos sumergimos en un mundo desconocido, una zona rural de la India, y luego la locura, en todos los sentidos, de la ciudad de Calcuta. Todo ello visto desde los ojos de un niño extraordinario, Saroo Brierley (Sunny Pawar). Suyos son los primeros viajes, tanto físicos como emocionales, en la película; primero en un solitario tren hasta Calcuta, donde el protagonista real sobrevivió solo dos meses, luego al orfanato, para más tarde volar hasta Australia. La segunda parte, quizá más plana, se anima con los recuerdos que vuelven a Saroo y con su búsqueda del hogar y su necesidad de encontrar a su familia inicial. Primero sobrevendrá el viaje emocional, con una bella recreación de recuerdos y sueños, de realidad y ficción, después el viaje físico, el regreso al hogar.

El niño ha crecido y no es otro que Dev Patel (Slumdog Millionaire, The Newsroom), en un momento de madurez interpretativa impresionante y que le ha valido una nominación al Oscar como Mejor actor de reparto. Está claro que el actor lo tendrá difícil porque este año el nivel es altísimo, y sus compañeros de nominación están increíbles en películas más arriesgadas y rompedoras, como por ejemplo el genial Michael Shannon por Animales nocturnos (Nocturnal Animals, 2016), o Mahershala Ali en la muy bien valorada por la crítica Moonlight (2016). A pesar de ello, la interpretación de Patel lo merecería.

Lo mejor: Dev Patel y la emoción que el film transmite.

Lo peor: destaca más por su historia real que por sus méritos cinematográficos.

Por Sandra Sedano
@ReggieHolly
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