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Críticas

Belle: La culminación del cine de Hosoda

Belle (Ryū to Sobakasu no Hime, 2021) recibió una ovación de catorce minutos en el Festival de Cannes de 2001. Sabiendo esto y aunque fuera por pura curiosidad, podrías cerrar esta página e irte a ver la película directamente, pero sería poco profesional por nuestra parte no darte más explicación, así que allá vamos. 

Belle es la última película de Mamoru Hosoda, uno de los directores con más renombre dentro de la animación internacional en general y de la japonesa en particular. Algunos de sus largometrajes más celebrados son Mirai, mi hermana pequeña (Mirai, 2018), nominado al Óscar a mejor película de animación en 2018, La chica que saltaba a través del tiempo (Toki o Kakeru Shôjo, 2006) o El niño y la bestia (Bakemono no Ko, 2015). Se podría decir que Belle es la culminación de sus anteriores películas, tanto en el apartado visual como en el temático. Es como si Hosoda hubiera lanzado una nueva línea de perfume: la esencia del aroma sigue ahí, pero el packaging, los matices florales y el toque final es totalmente original.

Suzu es una joven de 17 años que vive a las afueras de la prefectura de Kochi en Japón, con son su padre, con el que no parece mantener una muy buena relación. Su madre falleció hace unos años y eso le afectó profundamente. Vive los días en el mundo real como una estudiante apocada y triste mientras que en el mundo digital todas sus inseguridades desaparecen y se transforma en una persona alegre y desenvuelta. Esta vía de escape es la aplicación de U, un mundo virtual en donde puede empezar de cero y expresar su voz interior sin miedo, por lo que rápidamente se volverá mundialmente popular gracias a sus canciones. Porque sí, Suzu canta de maravilla. 

Cuando un nuevo usuario se registra en U, no puede elegir el aspecto de su avatar, sino que la propia App, a través de sus complejos algoritmos y el análisis de la personalidad de cada uno, es la que se encarga de crearlo. Suzu decide llamarse Belle tras descubrir, con sorpresa, la extraordinaria belleza de su alter ego, que, en su opinión, dista mucho de su verdadero aspecto.

En el mundo de U existe otro usuario, apodado la bestia, que siembra el caos allá por donde va, provocando trifulcas con otras personas; precisamente por ello llama poderosamente la atención de Belle, que hará todo lo posible por descubrir su identidad y su secreto. 

Desde luego la referencia a La Bella y la Bestia (Beauty and the Beast, 1991) es obvia. Incluso algunas escenas recuerdan directamente al clásico animado de Disney, pero el trasfondo de la historia va mucho más allá del típico: “la belleza está en el interior” y del “vivieron felices y comieron perdices”.

© Studio Chizu, Dentsu Inc, Kadokawa, Nippon TV, Toho

El director Mamoru Hosoda ha demostrado a lo largo de su filmografía que está realmente interesado en los avances tecnológicos y cómo estos pueden influir en nuestra vida, ya sea de manera positiva o negativa. El tema de Internet y los mundos virtuales ya lo había explorado anteriormente en Digimon Adventure: ¡Nuestro juego de guerra! (Dejimon adobenchâ – Bokura no wô gêmu!, 2000) y más parecido a lo que se presenta en Belle en Summer Wars (Sama Wozu, 2009), aunque en aquella cinta el universo de OZ funcionaba más como una red social. En cambio, en Belle, el usuario se coloca unos dispositivos en los oídos que son capaces de conectar con el sistema nervioso y teletransportar tu conciencia al mundo virtual para, de este modo, vivir una experiencia muy cercana a la realidad. A pesar de esta exposición tan terrenal, U ofrece un anonimato total, nadie sabe quién está detrás de los avatares. Esta comprensión puede ser liberadora, hasta tal punto de transformar a las personas o, por el contrario, revelar quienes son en realidad. O las dos cosas a la vez. 

La animación ha sido tarea del Studio Chizu, que ya había trabajado con el director en sus cuatro anteriores trabajos, en colaboración con el estudio Cartoon Saloon y el animador de Disney Jin Kim (Frozen, Vaiana), que se ha encargado del diseño de Belle. Cuando hemos dicho al principio que Belle es el culmen visual de la filmografía de Hosoda es que lo es de verdad. No cabe duda de que Belle está a otro nivel, es simplemente espectacular, preciosista, llena de colores, armonía y caos. Necesitaríamos varios visionados para ser capaces de asimilar todo lo que aparece en pantalla. Si bien es cierto que la mezcla de las técnicas de animación tradicionales y el CGI a veces puede desentonar un pelín, se entiende que el método está al servicio de la narrativa, pues sirve para diferenciar estéticamente el mundo real del virtual.

© Studio Chizu, Dentsu Inc, Kadokawa, Nippon TV, Toho

La gran potencia visual del filme se eleva más aún gracias a la banda sonora dirigida por Taisei Iwasaki y a la dulce voz de la cantautora Naho Nakamura (voz original de Suzu/Belle), que juntas consiguen crear escenas verdaderamente emocionantes, de esas que permanecen durante mucho tiempo en la memoria.  

Probablemente el punto más negativo de la cinta sean las excesivas historias secundarias que a veces limitan y entorpecen el desarrollo del hilo principal. ¿Qué algunas sirven para entender mejor a Suzu? Sí; ¿qué otras funcionan como alivio cómico? También. Pero cuando la película se dirige hacia recta final, la sensación de que la bestia y su secreto se merecían más trasfondo se percibe con más fuerza.

A pesar de esto Belle es, sin ninguna duda, una de las mejores obras de Mamoru Hosoda, un espectáculo de ideas, crítica, belleza y esperanza para ese futuro tecnológico en el que vivimos y viviremos. Se ha ganado un segundo visionado y eso dice mucho.  

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