Partimos de una pareja de intelectuales que, ya en su vejez, decide abandonar su hogar para adquirir una propiedad en un lugar más confortable. En la ciudad de Nueva York, donde la vivienda tiene un precio prohibitivo, la búsqueda de un nuevo apartamento, y la venta del antiguo, se convertirá en una tarea surrealista. En este periplo contarán con la ayuda de una agente inmobiliaria histérica y, a modo de telón de fondo, de las luces y sombras de su propia vida impregnando las paredes de su vieja morada.
Hay algo más que química de pareja en este filme; golpea al espectador desde el inicio hasta el final de su metraje y añade ironía y sarcasmo a la mezcla. Ese algo es sintonía entre sus protagonistas y una dirección acertada. No se le puede negar a la propuesta un atractivo innegable; Morgan Freeman y Diane Keaton consiguen arrastrar al espectador, el pasado y el presente se intercalan hábilmente, y como suele ocurrir con los grandes filmes, no se trata tan solo de una comedia, sino de una reflexión sobre la sociedad, la vida, la vivienda y la sociedad norteamericana. Hay atísbos de una crítica mordaz a los medios de comunicación, de la sociedad del espectáculo y de la decadencia que viene asociada a la posmodernidad.
ÁTICO SIN ASCENSOR (Tráiler Oficial España «Five flights up») from A Contracorriente Films on Vimeo.
Sorprende ver un apartado artístico tan cuidado: Morgan Freeman es un actor todoterreno acostumbrado a salir airoso de propuestas de todo tipo, y Diane Keaton aporta otro tanto de veteranía amén de un ápice extra de carisma. Este es en realidad el elemento que preside su metraje, el carisma ante la antipatía del resto de personajes, la antítesis de la prisa, vamos. También destaca Cynthia Nixon, la inolvidable Miranda Hobbes de “Sexo en Nueva York” en el papel de agente inmobiliario.
Este es, sin lugar a duda, el mejor trabajo de su director, un Richard Loncraine en estado de gracia (“Mas vale solo que mal acompañado”, “Wimbledon, el amor está en juego”) que consigue mantener el pulso durante toda la película.
Lo mejor: química entre sus protagonistas, ironía y un retrato veraz de lo que significa vivir en Nueva York.
Lo peor: el vaivén de precios, contraofertas y pujas por los pisos termina provocando jaqueca.
Por Gerard Gomila.
@milopensa
